lunes, 18 de octubre de 2010

Camino


Sin perder detalle, camino siguiendo cada una de tus huellas, hace rato que te sigo y que miro tras de mí como si el perseguido fuera yo.
Es curioso, parece que hace siglos que camino tras de ti, que no pierdo ni un detalle de tus pasos, y siempre me dejas en una extraña hipnosis, en un sueño casi profundo… atónito, atolondrado… que me hace evadirme un instante en lo más profundo de mis sueños…
No sabría decir cuánto hace que deambulo al ritmo de tus pisadas, que bailo al son de la extraña melodía de tu caminar, mirando con celo, tras de mí, por si alguien más se aventurase a seguir tu estela.
Confieso que, alguna vez, el simple olor enrarecido de lo que no seamos tú y yo, o una maltrecha sombra de tal vez nada concreto, me han hecho, tras mirar de reojo, estar a punto de desenfundar algún arma arrojadiza para detenerme, respirar, y auto calmarme pensando que sólo fue la brisa, que sólo fue el viento…
Y tú, que alguna vez te has girado sobre tu misma figura, sobre tu estampa perfecta, para darme la mano y para, tal vez, animarme a caminar junto a ti, a tu ritmo, sólo has conseguido que me sonroje, que tartamudee escuetamente para acabar diciendo poco más que nada.
Y sé que un día tal vez no demasiado lejano, te besaré la mano, tras aceptarla, y aún mirando de reojo por si nos acechan, con una de mis zarpas apoyaré tus manos… tus perfectas manos… y las besaré, porque será el inicio de la sarta de besos que aguardan en mis labios; del latir acelerado del corazón que te espera en mi pecho; de las lágrimas que en mis ojos esperan salir, como símbolo de la emoción de verte reflejado en ellas antes de caer al abismo, pero morir contentas porque por un instante se asemejaron a ti.
Pero hasta ese momento, rastreo tus avances y te cubro en tus retrocesos, soy guardián sigiloso de tus caminos a veces tortuosos y otras sencillos; de tus noches de bohemia bajo las estrellas y de tus tardes calurosas, en busca de una sombra donde descansar…
Pero hasta ese preciso instante en que deje de caminar tras de ti, para llevarte en brazos porque ya el camino no sea digno siquiera de que en él marques tu huella, seré quien, desde la sombra, vele tus pasos y, a menudo, coloque seda para que tus pies desnudos no padezcan al andar… porque quiero, como dice la canción, hacer camino contigo… y el camino, solo se hace al caminar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario